lunes, 3 de diciembre de 2018

OPINION


UNA SOCIEDAD QUEMADA….BURNOUT FUNCIONA
Benigno Benavides Nieto
02/12/2018
¿Es posible someter la voluntad individual y desaparecer la personalidad consciente por sugestión y contagio en la masa?, “la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones o inducir comportamientos”, Chomsky (2004). La respuesta está en el totalitarismo como política de Estado, en consecuencia aunado al modelo económico político impuesto, fascismo, nazismo y algo nuevo democracia socialista totalitaria y/o socialismo del Siglo XXI, este deprime quema, maltrata, a la sociedad en su totalidad, creando una actitud pasiva frustrante e indiferente, ya nadie quiere saber de política, Constitución, Asamblea Nacional, el credo a la Justicia y mucho menos de líderes. El Estado Terrorista está funcionado, creador temor el pensar diferente se paga con la muerte y/o prisión. El laboratorio de la Psicología Stalinista funciona a la perfección, sustentado en el totalitarismo como base y el aparato represivo adiestrado solamente para matar que lo determina, creando temor en la población, creando estrés, un estado de agotamiento físico, emocional o mental que tiene consecuencias en la autoestima, y está caracterizado por un proceso paulatino, por el cual las personas pierden interés en sus tareas, el sentido de responsabilidad y pueden hasta llegar a profundas depresiones. 
El totalitarismo no es, como suele creerse, una inflación del aparato burocrático-administrativo del Estado, o acaso una proyección del poder omnímodo de este.  Aunque ciertamente así es como se ha presentado históricamente, esta es solo una de las posibilidades entre las muchas en que puede encarnarse.  Sin embargo, destruye todas las instituciones, el ejército, los tribunales, la policía, las universidades, la sanidad… ¿totalitarismo sin Estado? ..¡imposible!
A modo de ejemplo histórico, algo similar sucede en nuestro país, el totalitarismo nazi expresaba un Estado que abarcara todas las esferas de la vida pública; el ejército quedó al margen de su control hasta los últimos meses del régimen, la economía era en buena medida privada y las Iglesias tampoco fueron “coordinadas” hasta sus últimas consecuencias, sobre todo la católica; los alemanes, además, podían abandonar el país cuando quisiesen. ¿Entonces? Lo que caracteriza al totalitarismo no es necesariamente el peso del Estado, sino la imposición a toda la sociedad de una religión política. Frente a lo que se ha dado por supuesto tantas veces, en las sociedades totalitarias, lo primero que se ha sometido al poder de la religión política ha sido el Estado. Hablamos impropiamente, pues, de Estado totalitario, cuando deberíamos hablar de sociedad totalitaria.
La cuestión de fondo es, entonces, si una democracia puede adoptar rasgos totalitarios o, incluso, si puede convertirse ella misma en un régimen totalitario. Y la respuesta es que, en realidad, un totalitarismo consecuente es mucho más posible en una democracia y que, si aún no se ha producido de forma completa en nuestros días, ello es sólo porque los sistemas totalitarios históricamente reconocibles dieron un salto adelante tan velozmente que han tenido la virtud de retrasar la conversión de la democracia de origen liberal en democracia totalitaria, el caso venezolano es muy similar o la dirigencia sigue el manual Stalinista-cubano
 Por consiguiente, la ideología totalitaria al permear el inconsciente colectivo de los pueblos fomenta el culto a los símbolos y a la personalidad tiránica, exacerba el nacionalismo anecdótico, monopoliza el pensamiento, por lo que subyace en el sujeto el estado mental del “esclavo interno”. La panacea del método teórico dialéctico sociocultural gravita en convertir al individuo en un número serial más del sistema, un tipo masificado (según Le Bonn en la masa deja funcionar la peculiaridad de cada individuo); “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”, una especie de “tabla rasa” preparada para el adoctrinamiento, pero ello en último lugar despersonaliza al individuo ya que se vuelve presa de un precario statu quo, haciéndole creer la efímera idea que es libre y que el poder “radica en su voluntad” nombrándolo como el único decisor de su futuro. En la masa predominan la ilusión y la fantasía sobre lo real, esta no existe sin un jefe supremo e insustituible.
Actualmente, los principios básicos stalinistas de manipulación y control siguen cobrando muchas víctimas en algunas sociedades (entre simpatizantes y/o partidarios) alrededor del planeta, estas se ven cautivas experimentado el síndrome del huérfano, “el padre puede o no ser culpable, pero continua siendo el padre”, es decir hay que soportarle pase lo que pase aunque intelectualmente puedan comprender y estar conscientes de las trágicas consecuencias del culto al “gran padre” ( con dadivas de aumentos salariales a diestra y siniestra, abra el monedero de la patria tiene migajas), es por eso que las raíces de su incondicionalidad radica en parte al trabajo metódico de endeudarles moralmente en la sinuosa concepción de una lucha de clases, intoxicándoles a su vez de la afirmación fetichista que solo su indiscutible líder es capaz de conducirles a las reivindicaciones socioeconómicas históricamente negadas. En consecuencia, al hacer más dóciles a los individuos la egocracia gobernante y su casta jerárquica vegetan en un mundo subjetivo muy lejos de la realidad de sus congéneres que provoca una “patológica sordera” e indiferencia a los auténticos clamores ciudadanos. “La mentira no puede crecer hasta convertirse en la verdad, por más que aumente su poderío” (el liderazgo esta sustenta en una gran falacia y la administración del Estado igual). ¡Qué casualidad, si algo se parece a nuestra realidad, es pura coincidencia…! El manual funciona…y laboratorio cubano experimenta a diario…lo grave del caso es que el común denominador pisa el peina y se vuelven creyentes del sistema montado. 
La respuesta extrema es estrés crónico originado en el contexto social y tendría repercusiones de índole individual, pero también afectaría a aspectos organizacionales y sociales.  Si usted ciudadano padece estos síntomas: Agotamiento emocional, un desgaste  que lleva a la persona a un agotamiento psíquico y fisiológico. Aparece una pérdida de energía, fatiga a nivel físico y psíquico.. Despersonalización: se manifiesta en actitudes negativas en relación con sus semejantes, se da un incremento de la irritabilidad, y pérdida de motivación. Por el endurecimiento de las relaciones puede llegar a la deshumanización en el trato. Falta de realización personal: disminución de la autoestima personal, frustración de expectativas y manifestaciones de estrés a nivel fisiológico, cognitivo y comportamiento. En tu persona está funcionando la Psicología Stalinista-Cubana. El sistema te está neutralizando. Un consejo no haga todo los días lo mismo con los mismo resultados, cambie busque otra sintonía, no se enferme…vea y cambie de actitud..Recuerde El socialismo del Siglo XXI, quema, deprime, maltrata y mata…










OPINION



CRISIS DE IDENTIDAD    V.S    IDENTIDAD EN CRISIS
  Benigno Benavides Nieto
30/11/2018
Hablar de crisis institucional en un país cualquiera, es bueno reflexionar sobre las bases  de la idiosincrasia y la cultura política que tiene sus ciudadanos con los sistemas políticos imperantes en el proceso histórico de la nación, sus génesis, desarrollo y logros, como también de revisar sus actores.  Se dice que el mejor sistema político que adopte un país en concordancia a sus actores es  la democracia, con todas sus variantes, republicana, parlamentaria, social democracia e incluyendo el socialismo democrático, esto aunado a los actores con la convicción del respeto mutuo y de las reglas del juego plasmado en el contrato social bajo las cuales se controla el sistema; donde las instituciones ejerzan los roles tales como lo estipulas las leyes vigentes acordadas por la mayoría, de allí donde se deriva el juego democrático en la participación de la ciudadanía y su identidad socio cultural dentro del sistema democrático
La identidad es una circunstancia de ser una persona o cosa en concreto y no otra, determinada por un conjunto de rasgos o características que la diferencian de otras. "Crisis de identidad; es no  perder su identidad; a veces ni siquiera se llega a conocer la identidad  donde se inmerso en el contexto social, ello viene implícito con la educación que se la facilita a los actores sociales sobre el civismo y la ciudadanía,  aunado a la Moral Republicana entre otras. Cuando no se tiene estos niveles de preparación, el conglomerado social es vulnerable a cualquier oportunidad  que le facilite el sistema incluyendo la ideológica como oportunidad de cambio, sin investigar las raíces de fondo y la manipulación social del discurso propuesto. Como diría Francis Fukuyama:   “No se puede tener una democracia de masas sin identidad nacional y/o otra forma de valores sociales compartidos”.
 Si se examinan con cuidado, casi ninguna sociedad que se haya construido a partir de la identidad social lo ha hecho en un régimen democrático, sino desde alguna variante de régimen autoritario. Según Huntington, los distintos aspectos de la modernización no coexisten necesariamente en armonía.
Simultáneamente, estamos viviendo en un período donde se ha debilitado la ligazón entre la identidad cultural y los Estados nacionales. En el proceso de internacionalización y de profundización de las interrelaciones económicas, culturales y políticas, el modelo de las identidades nacionales ha ido perdiendo vigencia (imposición a la fuerza de un modelo social y económico, con el culto de ideologías superadas en el mundo occidental). Al mismo tiempo se ha producido un renacer de los nacionalismos étnicos, que en algunos casos ha generado guerras civiles y sangrientas limpiezas étnicas, como ha venido ocurriendo en varios países la ex Unión Soviética y África, desde fines de los ochenta y principios de los noventa del siglo pasado (Caso Ruanda). Podría decirse que, actualmente, predomina un sentimiento generalizado de incertidumbre en nuestras experiencias identidad, sobre todo considerando las fuertes influencias de la globalización económica, mediática y cultural.
El factor educación  es determinante, en la configuración de la identidad nacional y la cultura civilista republicana, tiene que ver que el liderazgo leal y no culto al mecías y practicar la moral republicana, en el momento de elegir y no elegir por palpito, el ejemplo lo tiene Venezuela con el famoso liderazgo de Chávez y el culto a los militares, la sociedad se comió el cuento chino que con socialismo del Siglo XXI se viviría en el mar de la felicidad. Resulta que el continuismo con Maduro, la sociedad venezolana, vive en una eterna incertidumbre, jurídica, política y económica, con sus secuelas de corrupción y oportunismo, el nuevo liderazgo llegó para saquear al país sin escrúpulos de mis tormento, engañando un pueblo, con poca educación republicana, civilista e institucional, solamente violando la constitución y los poderes plenamente establecidos en atención al contrato social, es más que suficiente, para quemar a una sociedad, con sola intención de infundir el terror Stalisnista, al que exija respeto a las instituciones o piense distinto a los instalado como nueva forma de pensar. Eso conlleva a una sociedad en estado depresivo ya que nadie quiere saber de elecciones, de constitución y el debido respeto al ciudadano dentro un “sistema democrático”. Todo venezolano en el fondo de su conciencia  quiere abandonar el país, porque sencillamente no le ve una salida positiva a la situación de la crisis institucional del país.  Ya no tiene identidad nacional para la lucha….En esta sociedad nos estamos quemando y Burnout funciona cuidado no se deprima, sea positivo …El Socialismo del Siglo XXI deprime, quema y maltrata….Te la vas a calar no creoooo….pero está funcionando…. Es la crisis de la identidad y/o una identidad en crisis….